lunes, 20 de octubre de 2008

GUERRA CONTRA HITLER

Reaccionar ofensivamente contra la nación alemana. En otras palabras, declarar la guerra al país más poderoso de Europa. Es el consejo que el Estado Mayor Central, que dirige el coronel Vicente Rojo, le da al Gobierno de la República el día 31 de mayo de 1937. Indalecio Prieto, ministro de Defensa, ha encargado a Rojo que estudie todas las posibilidades y presente al Consejo de Ministros la propuesta esa misma mañana.

Pero el Gobierno rechaza el plan de Prieto. Ni Negrín, ni los republicanos, ni los comunistas, obedientes a los intereses de Moscú, ni los nacionalistas catalanes y vascos quieren que aumente la magnitud de la catástrofe. El presidente Manuel Azaña está también abiertamente en contra de extender el conflicto. No sólo por razones tácticas, sino sobre todo por razones de carácter ético. No desea más sangre. Lo hará siempre patente en todas sus intervenciones públicas. Lo dijo de una manera franca en su discurso del 21 de enero en el Ayuntamiento de Valencia rechazando las tentaciones de convertir la guerra española en guerra general: "En primer lugar porque la guerra, de por sí, es siempre una catástrofe (...). Y en segundo término porque la guerra general dejaría sumidas las aspiraciones españolas y la justa causa española debajo de las grandes contiendas que se plantearan al mundo europeo (...)". Y la decisión es firme: no habrá guerra europea.
VIVA LA REPÚBLICA

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